miércoles, 9 de julio de 2008

Dice mi abuelo.

Dice mi abuelo que la soledad se cura con ensalmos, con una buena mujer, tres días encerrados en un cuarto, dejando en la puerta afuera, la inocencia, el pantalón y los zapatos. Ha de ser por eso que ahora que no tengo fe, encontré en ti un pretexto para fundar mi religión, voy a ser del morbo y la lujuria un riguroso evangelio, de los besos y caricias una cena con pan diario y de olvidar mi nombre un pecado más grande que el adulterio.

He de amarte un poco más allá de lo que permita el cansancio, con la perversidad de un viejo en sus ocasos, con la inocencia de un adolescente que no ha amado. Vamos a guardar los escrúpulos, los miedos, las culpas, el hartazgo, en el baúl de las cosas inservibles, vamos a darnos sin celos los placeres que debajo de los juicios estamos escondiendo. Quiero comas mi cuerpo con hambre de tu cuerpo y te abras despacio a la doctrina de mis ansias, pedirás sin calma me quede en tus montañas, Yo mirare en tus ojos el abismo de tus ganas.

Voy a meterme contigo tres días encerrados en tu cuarto para espantar un poco a esta necia soledad que no quiere abandonarme, te quitare despacio los miedos que cubren tus encantos. Tú dejarás afuera el vestido, las prisas y el recato, Yo colgaré en la puerta, la inocencia, el pantalón y los zapatos.


Rosemberg Román
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18/06/08

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias por este momento de leer tus poemas,realmente son hermosos,que agradable es ver a alguien tan positivo y con tanta facilidad para expresar sentimientos y causar emciones,felicidades!!
Dafne Beatriz Ramirez
Me encantaron.

Anónimo dijo...

Hola? quiero decirte que este poema estas bien chido, la verdad escribes muy bien. bye