martes, 22 de mayo de 2007

El silencio

¿Y qué es el silencio? El silencio es la ausencia, carencia de todo sonido, el silencio es invisible, intangible, impenetrable, no es algo ni alguien, solo es porque así lo creemos. El silencio es cómplice fiel de los amantes que viven pasiones prohibidas, que se esconden en las sombras, que caminan descalzos para no hacer ruidos, el silencio es amigo de las travesuras del niño que roba galletas a escondidas de su madre, el silencio es habitante eterno del desierto, por donde pasea a sus anchas de la mano del viento.

A veces el silencio se vuelve veneno que asfixia a los enamorados, sin darse cuenta callan, omiten y dejan de decir cosas, de contarse cosas, ese silencio se vuelve corrosivo, destruye, carcome, se convierte en plaga que ablanda la confianza, en el amor, el antídoto para el mal del silencio es la verdad. Pero el silencio es también opuesto, como opuesto y equilibrado es nuestro universo, muchas veces el silencio ayuda a encontrar el amor, a descubrir sus magias, sus misterios. En el amor las palabras no siempre son prioritarias, ni siempre logran decir lo que las almas sienten, a veces estorban, obstruyen se vuelven ruidos que impiden escuchar el latir de corazones agitados, la sequedad de labios desesperados de un beso, el revoloteo de mariposas en el estomago que vuelan como moscas en un frasco. A veces en el amor el silencio es nuestro mejor compañero… porque las mejores palabras de amor están entre dos gentes que no se dicen nada.[1]

En lo cotidiano el silencio es parte importante de nuestras vidas, es un descanso necesario a nuestros oídos en este mundo cada día más bullicioso, es impensable e imposible vivir sin él, en caso contrario la salud humana mermaría rápidamente, aunque para ser honestos el silencio es utópico, algo que sabemos existe pero a decir verdad nunca lo podremos alcanzar o percibir a plenitud, nuestro cuerpo es mientras vivo esté una caja de sonidos que nos impedirá encontrar el silencio pleno aun de colocarnos en cualquier parte del universo, de tal forma que la única forma que encuentro para acercarme al perfecto silencio, es la muerte, pero si muero no podré oír o percibir, los muertos no sienten, no oyen ni están sordos, simplemente están muertos, por lo tanto ni estando muerto sabré qué es el silencio.

En la música el silencio es la antesala de sonidos que reclaman atención, es el manto obligado sobre el cual esa sucesión de ruidos armónicos se convierten en melodías, el silencio musical es conocido como “pausa”. Las pausas son algo vital, necesario o imprescindible sin ellas los sonidos serían solo un bullicio menos molestos que el ruido, pero ruidos al fin. La pausa musical es el equilibrio que las melodías necesitan para poder ser apreciadas en su excelencia, su fuerza y su intención, un genio musical comprende que la armonía de sus notas depende en todo del silencio en las pausas, estas son como el negativo de una fotografía, por tanto las más grandes obras musicales son aquellas que logran descifrar y enaltecer ese perfecto equilibrio entre sonidos y el silencio.

Si el silencio es la base sobre la cual se fundan los medios de comunicación, como los idiomas, y estos a su vez son canales de entendimiento que coadyuvan a encontrar o mantener la paz entre las personas, por lo tanto el silencio es también un medio que favorece la paz, dejar de hablar es muchas veces mejor que seguir haciéndolo, la prudencia es pues compañera implícita del silencio. En la guerra el silencio es mejor que el ruido de cañones y armas disparándose, mejor que el ruido de balas atravesando cuerpos y ríos de sangre surcando los suelos, el silencio en la guerra es mil veces mejor que hombres destruyendo pueblos que son también ladrones de sueños.

El silencio es el aliado perfecto de la soledad, de aquellas almas que huyen del mundo para perderse en sus propios universos donde no quieren ser encontradas, donde no quisieran escuchar ni sus propias voces, quisieran ser sordos cansados del ruido del tiempo, de aquellos sonidos que no dicen nada y que a veces hieren peor que dagas al corazón. Hay para la justicia algo más cruel y desgraciado que delincuentes y asesinos bárbaros, eso es el silencio de los cobardes que prefieren callar sus voces antes que delatar y salvar inocentes, son ellos sin duda peor que el más cruel asesino, el más grande ladrón, pues estos cobardes con su silencio matan las esperanzas, la justicia, roban la vida y fe de los inocentes.

Por concluir….es bueno decir que el silencio de forma abstracta como tal no existe, este es en estricto el adjetivo dado en llamar a la ausencia de sonido, en otras palabras, el silencio es como el frío en termodinámica, el frío en sí tampoco existe, tan solo es la ausencia de calor, no se puede crear frío, tan solo retirar el calor de algún cuerpo para que éste sea menos cálido cuando sus átomos reducen sus movimientos, de igual manera no es posible crear al silencio, tan solo dejar de producir sonidos. El frío y el silencio solo son la mayor o menor ausencia de su contraparte, el calor o el sonido.

En resumen… el silencio en cualquiera de las formas en que lo apreciamos puede ser nuestro aliado o enemigo, nuestro cómplice o nuestra peor adversidad, puede ser discreción que guarde secretos o motivo que cause sospechas; el silencio como tal puede ser sin ser y estar sin existir, puede ser tan complejo y tan simple al mismo tiempo, y como se dijo antes… el silencio es contraparte perfecta a los sonidos, algo que guarda equilibrio, como equilibradas son nuestras vidas, como equilibrado es nuestro universo.


Rosemberg Román
Cuando tengas tiempo…… piensa en mí.

28/04/07


[1] Jaime Sabines. Espero curarme de ti.

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